Fue el presidente de la Comunidad Judía de Bornheim, pero se sentía principalmente alemán. Al principio se negaba a creer el surgimiento del antisemitismo, hasta que presenció la Noche de los Cristales Rotos, en que incendiaron la sinagoga de su ciudad. En 1939, preparó todo lo necesario para emigrar a Chile junto a su familia, donde tenía parientes. La Gestapo les quitó todas las pertenencias que habían empacado para el viaje (a pesar de haber pagado los altísimos impuestos exigidos). Cuando Hermann fue a reclamar a la Oficina Municipal, fue tomado preso. Luego de unos días, gracias a la insistencia de su hija Grete, logró ser liberado bajo el compromiso de abandonar Alemania en un plazo de 48 horas. Emigró con su esposa Amalie Hirzmann, sus hijos Grete y Ernesto, sus cuñadas Ema, Berta y Elena, y esta última con su esposo Leo Meyer. Viajaron en el barco “Conte Grande” desde Génova a Valparaíso, llegando a Chile el 13 de noviembre de 1939. Se radicaron en Santiago.
Información obtenida por Abro Memoria, proyecto conjunto de Memoria Viva y el Archivo Judío de Chile.