Se casó con Bernardo Bauer el 18 de marzo de 1934 en Boryslaw (Polonia), y tuvo a su primer hijo, Raúl (Rolek) en diciembre de ese año. Llevaban una vida tranquila junto a su familia hasta que estalló la guerra en 1939. Cuando los nazis invadieron Polonia, Fryda, Bernardo y su hijo, fueron enviados al Campo de Concentración en Plaszow (Cracovia). En enero de 1945, cuando los aliados comenzaron con la última ofensiva, la familia fue separada: primero Bernardo fue enviado a un Campo de Trabajo Forzado en Czestochowa, luego los nazis obligaron a los demás prisioneros (entre ellos Fryda y su hijo Raúl), a realizar una caminata de miles de kilómetros por Alemania. Después la caravana fue dividida: Fryda, al igual que el resto de las mujeres, fue enviada a Ravensbruk (por 7 meses), perdiendo así contacto con su hijo, quien continuó junto al grupo de hombres. Sospechan que Raul, de 10 años, fue visto por última vez en Bergen-Belsen, luego de la ocupación de las fuerzas aliadas. A pesar de la incansable búsqueda por encontrar a su hijo, Fryda y Bernardo nunca tuvieron noticias de él. Al finalizar la guerra, Fryda se reencontró con su esposo en la ciudad de Cracovia, y juntos emigraron a Chile en 1947, donde residía la hermana de Bernardo, previo a la Shoá. Los primeros dos años se instalaron en Concepción, y en 1949 se trasladaron a Santiago. La pareja tuvo tres hijos más, Flor, Hernan David (1949 – 1951) y Nurit.

Información obtenida por Abro Memoria, proyecto conjunto de Memoria Viva y el Archivo Judío de Chile.