Fue la única de su familia que quería abandonar Alemania. Tenía 16 años y su padre decía que “Inglaterra no va a permitir que pasen más cosas”. Gerda salvó de los desmanes de la Kristallnacht los artículos de valor. El negocio familiar de chocolates fue completamente destruido esa noche. Al padre lo liberaron del Campo de concentración Buchenwald por poseer la Cruz de Hierro. Gerda consiguió una visa para Buenos Aires tras casarse con un desconocido. Más tarde llegó a Punta Arenas donde intentó infructuosamente traer a sus padres. “Como no sé la fecha de sus fallecimientos en sus cumpleaños les pongo una luz”.