Los nazis los invadieron en 1941 y los rumanos los deportaron a la plaza y los balearon. Mandfred, de 9 años, se salvó gracias a la protección que le brindaron sus padres, acostándose encima de él. Los llevaron al Gueto, donde encerraron a los hombres separados de las mujeres. Allí permaneció tres meses para luego ser deportado a Transnistria. La familia se salvó de ello gracias a que el padre era químico y dueño de una fábrica de alcohol. Él no sobrevivió a la guerra. Quedaron solo siete familias en toda la ciudad. Pasaron la guerra ahí con fuertes restricciones hasta agosto de 1944. Tras el fin de la guerra se escaparon del yugo soviético y consiguieron una visa para Bolivia haciéndose pasar por católicos. Posteriormente se asientan en Chile.