A partir de 1944 comenzó la pesadilla. El padre fue deportado y la madre también. A ella y su hermana las escondieron. A Katalin se la llevaron al campo a vivir con los hermanos de su nana. A la hermana la enviaron al norte del país. La madre volvió cuando entraron los rusos, y sobrevivió haciéndose pasar por católica y escondiéndose, con mucho cuidado de no regresar a Budapest.