Con una fuerte identidad alemana y sin conciencia alguna de la discriminación, Hitler le cambió la vida. A los 15 años se sintió por primera vez diferente. En ese momento se rebeló y dijo que no quería seguir viviendo en Alemania. El padre creyó que su condecoración como soldado en la Primera Guerra Mundial lo iba a salvar de cualquier aberración. Ella se fue a Florencia en 1935, y en 1938 su padre y hermano fueron encarcelados en Buchenwald. Desde Londres, Inge consiguió la visa para emigrar junto a los suyos a Chile. “Yo no cambiaría Chile”.