Durante la mayor parte de la guerra permaneció escondida junto a su esposo Abraham Szklarz y su hijo Jacobo, en un subterráneo a sólo unos metros del Gueto de Varsovia, al igual que las hermanas de Anna y sus familias. Antes que Varsovia fuese liberada, los alemanes incendiaron el gueto y sus alrededores, incluyendo el escondite la familia. Encontraron un nuevo refugio por un tiempo, hasta que fueron descubiertos por soldados alemanes, quienes los confundieron con guerrilleros polacos. Algunos familiares del grupo fueron trasladados a campos de trabajo forzado en Alemania, mientras que Anna y otros fueron trasladados a un campo para prisioneros polacos, donde permaneció hasta la llegada del Ejército Ruso. Después de la guerra, Anna, su esposo Abraham Sklarz y su hijo Jacobo, emigraron a Sudamérica, junto a la familia extendida: Genia Bursztyn y su esposo José Morgenstern; Felicia Bursztyn, su esposo José Mayerson y su hijo Ricardo. En 1947 se instalaron en Bolivia, donde nacieron dos nuevos hijos del matrimonio Sklarz Bursztyn (Gregorio y Guillermina). En 1958 falleció su esposo, en Bolivia. En 1962 se trasladaron a Chile, para establecerse definitivamente en Santiago. Durante la guerra fueron asesinados tres de sus hermanos y varios sobrinos.

Información obtenida por Abro Memoria, proyecto conjunto de Memoria Viva y el Archivo Judío de Chile.