A los 14 años tuvo que abandonar el colegio porque los nazis no permitían ir a los judíos. Siente que no tuvo niñez ni juventud. Trabajó como niñera en casas de judíos pudientes. Cuando fue la Kristallnacht no entendió lo que sucedía. Gracias a sus patrones ella logró viajar a Bolivia, pero su madre no quiso abandonar a una de sus hijas que sufría de diabetes. La madre falleció en un sanatorio y sus dos hermanas – luego de que la Cruz Roja informará al final de la guerra- murieron en Auschwitz. Se casó en Cochabamba para luego asentarse en Chile.